Con pájaros en la cabeza… en Palawan

A medio camino en­tre dos mun­dos, Palawan es un pun­to de en­cuen­tro para las fau­nas de Male­sia y Fil­ip­inas. La isla es­tu­vo un día uni­da a Bor­neo me­di­ante un puente de tier­ra, por lo que las es­pecies de ori­gen Indo-Malayo dom­i­nan hoy la avi­fau­na lo­cal. Pero las cor­ri­entes y vien­tos pre­dom­i­nantes posi­bil­i­taron tam­bién la lle­ga­da de náufra­gos del norte, como un recorda­to­rio de que, en de­fin­i­ti­va, Palawan sigue sien­do parte del Archip­iéla­go Fil­ipino. El ais­lamien­to acabó por dotar al ter­ri­to­rio de su propia sin­gu­lar­i­dad, generan­do has­ta 20 en­demis­mos que no pueden ser hal­la­dos en ningún otro lugar.

Esta des­bor­dante bio­di­ver­si­dad, y la cal­i­dad y buen ac­ce­so de sus paisajes nat­u­rales, ha­cen de Palawan un DES­TI­NO DE PRIMER NIV­EL PARA LA OB­SER­VACIÓN DE AVES.

Las rutas de observación de aves incluyen
  • TRANS­PORTE

    has­ta y des­de los lu­gares de observación

  • SER­VI­CIO DE GUÍA

    para que en­cuen­tres tu ave de for­ma segura

  • SER­VI­CIO DE PORTEO

    ll­e­vare­mos tu equipo con nosotros donde quiera que vayas

Con pájaros en la cabeza… en Palawan

A medio camino en­tre dos mun­dos, Palawan es un pun­to de en­cuen­tro para las fau­nas de Male­sia y Fil­ip­inas. La isla es­tu­vo un día uni­da a Bor­neo me­di­ante un puente de tier­ra, por lo que las es­pecies de ori­gen Indo-Malayo dom­i­nan hoy la avi­fau­na lo­cal. Pero las cor­ri­entes y vien­tos pre­dom­i­nantes posi­bil­i­taron tam­bién la lle­ga­da de náufra­gos del norte, como un recorda­to­rio de que, en de­fin­i­ti­va, Palawan sigue sien­do parte del Archip­iéla­go Fil­ipino. El ais­lamien­to acabó por dotar al ter­ri­to­rio de su propia sin­gu­lar­i­dad, generan­do has­ta 20 en­demis­mos que no pueden ser hal­la­dos en ningún otro lugar.

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Esta des­bor­dante bio­di­ver­si­dad, y la cal­i­dad y buen ac­ce­so de sus paisajes nat­u­rales, ha­cen de Palawan un DES­TI­NO DE PRIMER NIV­EL PARA LA OB­SER­VACIÓN DE AVES.

Con pájaros en la cabeza… en Palawan

A medio camino en­tre dos mun­dos, Palawan es un pun­to de en­cuen­tro para las fau­nas de Male­sia y Fil­ip­inas. La isla es­tu­vo un día uni­da a Bor­neo me­di­ante un puente de tier­ra, por lo que las es­pecies de ori­gen Indo-Malayo dom­i­nan hoy la avi­fau­na lo­cal. Pero las cor­ri­entes y vien­tos pre­dom­i­nantes posi­bil­i­taron tam­bién la lle­ga­da de náufra­gos del norte, como un recorda­to­rio de que, en de­fin­i­ti­va, Palawan sigue sien­do parte del Archip­iéla­go Fil­ipino. El ais­lamien­to acabó por dotar al ter­ri­to­rio de su propia sin­gu­lar­i­dad, generan­do has­ta 20 en­demis­mos que no pueden ser hal­la­dos en ningún otro lugar.

Esta des­bor­dante bio­di­ver­si­dad, y la cal­i­dad y buen ac­ce­so de sus paisajes nat­u­rales, ha­cen de Palawan un DES­TI­NO DE PRIMER NIV­EL PARA LA OB­SER­VACIÓN DE AVES.

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Sevicio personalizado

Nos adap­ta­mos a tus necesi­dades para que puedas cumplir tus objetivos

Guías nativos

Nue­stro guías lo­cales te ayu­darán a en­con­trar tu ave de for­ma segura

Asesoramiento experto

So­mos or­nitól­o­gos de­se­an­do com­par­tir conocimientos

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El bosque tropical

El grupo de las aves en­car­na como pocos la riqueza del bosque trop­i­cal. No re­sul­ta sen­cil­lo re­sumir, en unas pocas líneas, la ex­tra­or­di­nar­ia di­ver­si­dad de aves que habi­ta los trópi­cos del plan­e­ta. Afor­tu­nada­mente, al menos en Palawan, tres es­pecies icóni­cas pueden servirnos de guía.

El Cálao de Palawan (An­thra­co­ceros marchei) es sin duda el señor de la bóve­da fore­stal. Los cálaos, como otras aves frugívo­ras, son in­ge­nieros del bosque que cumplen un pa­pel fun­da­men­tal en la dis­per­sión de semi­l­las y la re­gen­eración de la cober­tu­ra veg­e­tal. Com­parten los nive­les su­pe­ri­ores de la sel­va con otros tres en­demis­mos de la isla, el Verdín de Palawan (Chlorop­sis palawa­nen­sis), el Car­bonero de Palawan (Parus am­a­bilis) y el Pi­caflo­res de Palawan (Pri­onochilus plateni), y con un buen número de es­pecies de ori­gen Indo-Malayo, como la Ire­na Dor­si­azul (Ire­na puel­la), el Minivet En­cen­di­do (Peri­cro­co­tus igneus), la Iora Común (Ae­git­hi­na tiphia), el Mal­co­ha Pechi­cas­taño (Phaeni­cophaeus curvi­rostris) y el Pi­ca­tron­cos Pizarroso (Mul­leripi­cus pul­veru­len­tus), quienes harán las deli­cias de los amantes de las aves venidos de otras is­las de Fil­ip­inas, al ser Palawan la úni­ca lo­cal­i­dad del archip­iéla­go en que pueden observarse.

Aba­jo, en el sue­lo del bosque, el tími­do Es­polonero de Palawan (Poly­plec­tron em­phanum) aca­parará la aten­ción los nat­u­ral­is­tas que se aden­tran en el bosque. Afor­tu­nada­mente para el­los, la a menudo in­fruc­tu­osa búsque­da de es­poloneros servirá tam­bién para lo­calizar otras aves de in­terés, in­cluyen­do dos en­demis­mos más, la Tor­di­na Coro­n­i­gris (Mala­cocin­cla cinere­i­ceps) y la Rati­na de Palawan (Ptinoci­ch­la fal­ca­ta), así como la siem­pre fo­togéni­ca Pita Ven­trir­ro­ja (Ery­thro­pit­ta ery­thro­gaster). Des­de lo alto, pero aún en el so­to­bosque, los ob­ser­vadores de aves serán  a su vez ob­ser­va­dos por un trío de cazadores de per­cha for­ma­do en­tera­mente por en­demis­mos: el Monar­ca Co­l­ilargo de Palawan (Terp­si­phone cyanescens), el Pa­pamoscas de Bal­abac (Cy­or­nis lem­prieri) y el Shama de Palawan (Copsy­chus niger). El Pa­pamoscas de Palawan (Ficedu­la plate­nae), un es­pe­cial­ista de las marañas de bam­bú y ratán, re­sul­tará alo más difí­cil de localizar.

Los límites del bosque, así como los claros y zonas abier­tas, son el hábi­tat del ter­cero de nue­stros pro­tag­o­nistas, la Ca­catúa Fil­ip­ina (Ca­cat­ua haematur­opy­gia). An­taño am­pli­a­mente dis­tribui­da por toda Fil­ip­inas, esta ma­jes­tu­osa ave está ac­tual­mente re­stringi­da a unos pocos en­claves en Mas­bate, Min­danao y Tawi-Tawi, sien­do su úl­ti­mo bastión la dimin­u­ta isla de Rasa frente a las costas de Palawan. El an­tiguo hábi­tat de las ca­catúas pueden ob­ser­varse aún otros Psittaci­formes de in­terés, como el Lori­to-mo­mo­to de Palawan (Pri­on­i­tu­rus plate­nae) o el Loro Nuquiazul (Tanyg­nathus lu­cio­nen­sis), am­bos endémi­cos de Palawan. Tam­bién amante de los claros, el Miná Re­li­gioso (Grac­u­la re­li­giosa) po­dría bien pug­nar con los an­te­ri­ores como icono de Palawan, al menos en lo que re­spec­ta a su lla­ma­ti­vo com­por­tamien­to y gran rep­utación en­tre los colec­cionistas de aves.

El bosque tropical

El grupo de las aves en­car­na como pocos la riqueza del bosque trop­i­cal. No re­sul­ta sen­cil­lo re­sumir, en unas pocas líneas, la ex­tra­or­di­nar­ia di­ver­si­dad de aves que habi­ta los trópi­cos del plan­e­ta. Afor­tu­nada­mente, al menos en Palawan, tres es­pecies icóni­cas pueden servirnos de guía.

El Cálao de Palawan (An­thra­co­ceros marchei) es sin duda el señor de la bóve­da fore­stal. Los cálaos, como otras aves frugívo­ras, son in­ge­nieros del bosque que cumplen un pa­pel fun­da­men­tal en la dis­per­sión de semi­l­las y la re­gen­eración de la cober­tu­ra veg­e­tal. Com­parten los nive­les su­pe­ri­ores de la sel­va con otros tres en­demis­mos de la isla, el Verdín de Palawan (Chlorop­sis palawa­nen­sis), el Car­bonero de Palawan (Parus am­a­bilis) y el Pi­caflo­res de Palawan (Pri­onochilus plateni), y con un buen número de es­pecies de ori­gen Indo-Malayo, como la Ire­na Dor­si­azul (Ire­na puel­la), el Minivet En­cen­di­do (Peri­cro­co­tus igneus), la Iora Común (Ae­git­hi­na tiphia), el Mal­co­ha Pechi­cas­taño (Phaeni­cophaeus curvi­rostris) y el Pi­ca­tron­cos Pizarroso (Mul­leripi­cus pul­veru­len­tus), quienes harán las deli­cias de los amantes de las aves venidos de otras is­las de Fil­ip­inas, al ser Palawan la úni­ca lo­cal­i­dad del archip­iéla­go en que pueden observarse.

Aba­jo, en el sue­lo del bosque, el tími­do Es­polonero de Palawan (Poly­plec­tron em­phanum) aca­parará la aten­ción los nat­u­ral­is­tas que se aden­tran en el bosque. Afor­tu­nada­mente para el­los, la a menudo in­fruc­tu­osa búsque­da de es­poloneros servirá tam­bién para lo­calizar otras aves de in­terés, in­cluyen­do dos en­demis­mos más, la Tor­di­na Coro­n­i­gris (Mala­cocin­cla cinere­i­ceps) y la Rati­na de Palawan (Ptinoci­ch­la fal­ca­ta), así como la siem­pre fo­togéni­ca Pita Ven­trir­ro­ja (Ery­thro­pit­ta ery­thro­gaster). Des­de lo alto, pero aún en el so­to­bosque, los ob­ser­vadores de aves serán  a su vez ob­ser­va­dos por un trío de cazadores de per­cha for­ma­do en­tera­mente por en­demis­mos: el Monar­ca Co­l­ilargo de Palawan (Terp­si­phone cyanescens), el Pa­pamoscas de Bal­abac (Cy­or­nis lem­prieri) y el Shama de Palawan (Copsy­chus niger). El Pa­pamoscas de Palawan (Ficedu­la plate­nae), un es­pe­cial­ista de las marañas de bam­bú y ratán, re­sul­tará alo más difí­cil de localizar.

Los límites del bosque, así como los claros y zonas abier­tas, son el hábi­tat del ter­cero de nue­stros pro­tag­o­nistas, la Ca­catúa Fil­ip­ina (Ca­cat­ua haematur­opy­gia). An­taño am­pli­a­mente dis­tribui­da por toda Fil­ip­inas, esta ma­jes­tu­osa ave está ac­tual­mente re­stringi­da a unos pocos en­claves en Mas­bate, Min­danao y Tawi-Tawi, sien­do su úl­ti­mo bastión la dimin­u­ta isla de Rasa frente a las costas de Palawan. El an­tiguo hábi­tat de las ca­catúas pueden ob­ser­varse aún otros Psittaci­formes de in­terés, como el Lori­to-mo­mo­to de Palawan (Pri­on­i­tu­rus plate­nae) o el Loro Nuquiazul (Tanyg­nathus lu­cio­nen­sis), am­bos endémi­cos de Palawan. Tam­bién amante de los claros, el Miná Re­li­gioso (Grac­u­la re­li­giosa) po­dría bien pug­nar con los an­te­ri­ores como icono de Palawan, al menos en lo que re­spec­ta a su lla­ma­ti­vo com­por­tamien­to y gran rep­utación en­tre los colec­cionistas de aves.

El bosque tropical

El grupo de las aves en­car­na como pocos la riqueza del bosque trop­i­cal. No re­sul­ta sen­cil­lo re­sumir, en unas pocas líneas, la ex­tra­or­di­nar­ia di­ver­si­dad de aves que habi­ta los trópi­cos del plan­e­ta. Afor­tu­nada­mente, al menos en Palawan, tres es­pecies icóni­cas pueden servirnos de guía.

El Cálao de Palawan (An­thra­co­ceros marchei) es sin duda el señor de la bóve­da fore­stal. Los cálaos, como otras aves frugívo­ras, son in­ge­nieros del bosque que cumplen un pa­pel fun­da­men­tal en la dis­per­sión de semi­l­las y la re­gen­eración de la cober­tu­ra veg­e­tal. Com­parten los nive­les su­pe­ri­ores de la sel­va con otros tres en­demis­mos de la isla, el Verdín de Palawan (Chlorop­sis palawa­nen­sis), el Car­bonero de Palawan (Parus am­a­bilis) y el Pi­caflo­res de Palawan (Pri­onochilus plateni), y con un buen número de es­pecies de ori­gen Indo-Malayo, como la Ire­na Dor­si­azul (Ire­na puel­la), el Minivet En­cen­di­do (Peri­cro­co­tus igneus), la Iora Común (Ae­git­hi­na tiphia), el Mal­co­ha Pechi­cas­taño (Phaeni­cophaeus curvi­rostris) y el Pi­ca­tron­cos Pizarroso (Mul­leripi­cus pul­veru­len­tus), quienes harán las deli­cias de los amantes de las aves venidos de otras is­las de Fil­ip­inas, al ser Palawan la úni­ca lo­cal­i­dad del archip­iéla­go en que pueden observarse.

Aba­jo, en el sue­lo del bosque, el tími­do Es­polonero de Palawan (Poly­plec­tron em­phanum) aca­parará la aten­ción los nat­u­ral­is­tas que se aden­tran en el bosque. Afor­tu­nada­mente para el­los, la a menudo in­fruc­tu­osa búsque­da de es­poloneros servirá tam­bién para lo­calizar otras aves de in­terés, in­cluyen­do dos en­demis­mos más, la Tor­di­na Coro­n­i­gris (Mala­cocin­cla cinere­i­ceps) y la Rati­na de Palawan (Ptinoci­ch­la fal­ca­ta), así como la siem­pre fo­togéni­ca Pita Ven­trir­ro­ja (Ery­thro­pit­ta ery­thro­gaster). Des­de lo alto, pero aún en el so­to­bosque, los ob­ser­vadores de aves serán  a su vez ob­ser­va­dos por un trío de cazadores de per­cha for­ma­do en­tera­mente por en­demis­mos: el Monar­ca Co­l­ilargo de Palawan (Terp­si­phone cyanescens), el Pa­pamoscas de Bal­abac (Cy­or­nis lem­prieri) y el Shama de Palawan (Copsy­chus niger). El Pa­pamoscas de Palawan (Ficedu­la plate­nae), un es­pe­cial­ista de las marañas de bam­bú y ratán, re­sul­tará alo más difí­cil de localizar.

Los límites del bosque, así como los claros y zonas abier­tas, son el hábi­tat del ter­cero de nue­stros pro­tag­o­nistas, la Ca­catúa Fil­ip­ina (Ca­cat­ua haematur­opy­gia). An­taño am­pli­a­mente dis­tribui­da por toda Fil­ip­inas, esta ma­jes­tu­osa ave está ac­tual­mente re­stringi­da a unos pocos en­claves en Mas­bate, Min­danao y Tawi-Tawi, sien­do su úl­ti­mo bastión la dimin­u­ta isla de Rasa frente a las costas de Palawan. El an­tiguo hábi­tat de las ca­catúas pueden ob­ser­varse aún otros Psittaci­formes de in­terés, como el Lori­to-mo­mo­to de Palawan (Pri­on­i­tu­rus plate­nae) o el Loro Nuquiazul (Tanyg­nathus lu­cio­nen­sis), am­bos endémi­cos de Palawan. Tam­bién amante de los claros, el Miná Re­li­gioso (Grac­u­la re­li­giosa) po­dría bien pug­nar con los an­te­ri­ores como icono de Palawan, al menos en lo que re­spec­ta a su lla­ma­ti­vo com­por­tamien­to y gran rep­utación en­tre los colec­cionistas de aves.

Humedales

En los úl­ti­mos años el Ánade Fil­ipino (Anas lu­zon­i­ca) se ha con­ver­tido en todo un sím­bo­lo para la con­ser­vación de la fau­na endémi­ca de Fil­ip­inas. Aunque se con­sid­eró du­rante mu­cho tiem­po ausente en Palawan, re­cien­te­mente ha sido de­s­cu­bier­ta una pe­queña población de la es­pecie en el lago Man­guao, el may­or lago de agua dulce de la isla. Aho­ra, los Ánades Fil­ipinos de Palawan com­parten hábi­tat con otra anáti­da em­blemáti­ca, algo más común pero no menos lla­ma­ti­va, el Suirirí Capiro­ta­do (Den­dro­cygna ar­cu­a­ta).

Los humedales de Palawan son ex­tra­or­di­nar­i­a­mente ri­cos en es­pecies de ardei­das. Aprox­i­mada­mente la mi­tad de las es­pecies del género Ixo­brychus (ave­to­ril­los) del mun­do es­tán pre­sentes en la isla, que tam­bién es vis­i­ta­da en in­vier­no por el Ave­toro Común (Bo­tau­rus stel­laris). El el­e­gante Mar­tinete Cane­lo (Nyc­ti­co­rax cale­donicus), como el Suirirí Capiro­ta­do, tiene una dis­tribu­ción aus­tralasiáti­ca. Las ardei­das de may­or tamaño es­tán rep­re­sen­tadas por la im­po­nente Garza de Suma­tra (Ardea suma­trana), y por tres es­pecies cos­mopoli­tas bien cono­ci­das por los nat­u­ral­is­tas Eu­ropeos: la Garza Im­pe­r­i­al (Ardea pur­purea), la Garza Real (Ardea cinerea) y la Garc­eta Grande (Egret­ta alba).

La abun­dan­cia de pre­sas atrae a los depredadores cer­ca del agua. En los ár­boles sec­os de la oril­la es ha­bit­u­al en­con­trar aves de pre­sa como el Mi­lano Brah­mán (Halias­tur in­dus), el Pi­gar­go Ori­en­tal (Hali­aee­tus leuco­gaster) o el Águila Pescado­ra (Pan­dion hali­ae­tus), quienes sue­len com­par­tir sus oteaderos con Aningas Co­munes (An­hin­ga melanogaster) y Al­ciones Pic­o­cigüeña (Pelargop­sis capen­sis).

Humedales

En los úl­ti­mos años el Ánade Fil­ipino (Anas lu­zon­i­ca) se ha con­ver­tido en todo un sím­bo­lo para la con­ser­vación de la fau­na endémi­ca de Fil­ip­inas. Aunque se con­sid­eró du­rante mu­cho tiem­po ausente en Palawan, re­cien­te­mente ha sido de­s­cu­bier­ta una pe­queña población de la es­pecie en el lago Man­guao, el may­or lago de agua dulce de la isla. Aho­ra, los Ánades Fil­ipinos de Palawan com­parten hábi­tat con otra anáti­da em­blemáti­ca, algo más común pero no menos lla­ma­ti­va, el Suirirí Capiro­ta­do (Den­dro­cygna ar­cu­a­ta).

Los humedales de Palawan son ex­tra­or­di­nar­i­a­mente ri­cos en es­pecies de ardei­das. Aprox­i­mada­mente la mi­tad de las es­pecies del género Ixo­brychus (ave­to­ril­los) del mun­do es­tán pre­sentes en la isla, que tam­bién es vis­i­ta­da en in­vier­no por el Ave­toro Común (Bo­tau­rus stel­laris). El el­e­gante Mar­tinete Cane­lo (Nyc­ti­co­rax cale­donicus), como el Suirirí Capiro­ta­do, tiene una dis­tribu­ción aus­tralasiáti­ca. Las ardei­das de may­or tamaño es­tán rep­re­sen­tadas por la im­po­nente Garza de Suma­tra (Ardea suma­trana), y por tres es­pecies cos­mopoli­tas bien cono­ci­das por los nat­u­ral­is­tas Eu­ropeos: la Garza Im­pe­r­i­al (Ardea pur­purea), la Garza Real (Ardea cinerea) y la Garc­eta Grande (Egret­ta alba).

La abun­dan­cia de pre­sas atrae a los depredadores cer­ca del agua. En los ár­boles sec­os de la oril­la es ha­bit­u­al en­con­trar aves de pre­sa como el Mi­lano Brah­mán (Halias­tur in­dus), el Pi­gar­go Ori­en­tal (Hali­aee­tus leuco­gaster) o el Águila Pescado­ra (Pan­dion hali­ae­tus), quienes sue­len com­par­tir sus oteaderos con Aningas Co­munes (An­hin­ga melanogaster) y Al­ciones Pic­o­cigüeña (Pelargop­sis capen­sis).

Humedales

En los úl­ti­mos años el Ánade Fil­ipino (Anas lu­zon­i­ca) se ha con­ver­tido en todo un sím­bo­lo para la con­ser­vación de la fau­na endémi­ca de Fil­ip­inas. Aunque se con­sid­eró du­rante mu­cho tiem­po ausente en Palawan, re­cien­te­mente ha sido de­s­cu­bier­ta una pe­queña población de la es­pecie en el lago Man­guao, el may­or lago de agua dulce de la isla. Aho­ra, los Ánades Fil­ipinos de Palawan com­parten hábi­tat con otra anáti­da em­blemáti­ca, algo más común pero no menos lla­ma­ti­va, el Suirirí Capiro­ta­do (Den­dro­cygna ar­cu­a­ta).

Los humedales de Palawan son ex­tra­or­di­nar­i­a­mente ri­cos en es­pecies de ardei­das. Aprox­i­mada­mente la mi­tad de las es­pecies del género Ixo­brychus (ave­to­ril­los) del mun­do es­tán pre­sentes en la isla, que tam­bién es vis­i­ta­da en in­vier­no por el Ave­toro Común (Bo­tau­rus stel­laris). El el­e­gante Mar­tinete Cane­lo (Nyc­ti­co­rax cale­donicus), como el Suirirí Capiro­ta­do, tiene una dis­tribu­ción aus­tralasiáti­ca. Las ardei­das de may­or tamaño es­tán rep­re­sen­tadas por la im­po­nente Garza de Suma­tra (Ardea suma­trana), y por tres es­pecies cos­mopoli­tas bien cono­ci­das por los nat­u­ral­is­tas Eu­ropeos: la Garza Im­pe­r­i­al (Ardea pur­purea), la Garza Real (Ardea cinerea) y la Garc­eta Grande (Egret­ta alba).

La abun­dan­cia de pre­sas atrae a los depredadores cer­ca del agua. En los ár­boles sec­os de la oril­la es ha­bit­u­al en­con­trar aves de pre­sa como el Mi­lano Brah­mán (Halias­tur in­dus), el Pi­gar­go Ori­en­tal (Hali­aee­tus leuco­gaster) o el Águila Pescado­ra (Pan­dion hali­ae­tus), quienes sue­len com­par­tir sus oteaderos con Aningas Co­munes (An­hin­ga melanogaster) y Al­ciones Pic­o­cigüeña (Pelargop­sis capen­sis).

Manglares

Aunque no hay ningún ave en Palawan que pue­da con­sid­er­arse ex­clu­si­va de los manglares, este hábi­tat al­ber­ga una fasci­nante mez­cla de es­pecies acuáti­cas, mari­nas y de veg­etación abier­ta que ha­cen la visi­ta obligatoria.

La may­oría de las aves que habi­tan los bosques de man­gle lo ha­cen por su afinidad por las for­ma­ciones boscosas abier­tas. De este grupo, el Suiman­ga de Mack­lot (Lep­to­co­ma cal­costetha) es quizá la es­pecie más es­trechamente lig­a­da a los manglares. Menos ex­i­gentes en cuan­to al hábi­tat son el Pa­pamoscas de Manglar (Cy­or­nis ru­fi­gas­tra) y el Sil­bador de Manglar (Pachy­cepha­la cinerea), quienes a pe­sar de su nom­bre habi­tan tam­bién los bosques in­maduros o degrada­dos. Un caso sim­i­lar al de otros paser­i­formes, como el Suiman­ga Gorgipúr­pu­ra (Lep­to­co­ma sper­a­ta), el Sas­tre­cil­lo Col­ir­ru­fo (Or­tho­to­mus sericeus), el Gerigón Sulfúreo (Gery­gone sul­furea), el Aban­i­co Pío Fil­ipino (Rhipidu­ra nigri­torquis) y el Pa­pamoscas Nar­ciso (Ficedu­la nar­cisi­na). El or­den Columb­i­formes con­tribuye con dos es­pecies in­tere­santes: la Dúcu­la Bi­col­or (Ducu­la bi­col­or) y la Tór­to­la Bi­col­lar (Strep­topelia bitorqua­ta).

Los mar­tines pescadores son un el­e­men­to fun­da­men­tal de los manglares, como no podía ser de otro modo. De en­tre las muchas que habi­tan Palawan, tres es­pecies en par­tic­u­lar son ha­bit­uales en­tre los man­gles: el Al­ción Ro­ji­zo (Hal­cy­on coro­man­da), el Al­ción Capiro­ta­do (Hal­cy­on pilea­ta) y el Martín Pescador Menint­ing (Al­cedo menint­ing).

Com­ple­tan esta var­i­opin­ta lista var­ios limí­co­las y aves acuáti­cas, como el Al­car­aván Picogrue­so Aus­traliano (Esacus mag­nirostris), la Galline­ta Cresta­da (Gal­li­crex cinerea), la Galline­ta Pechi­blan­ca (Amau­ror­nis phoeni­cu­rus), la Garci­ta Ver­dosa (Bu­torides stria­tus) y el Ave­to­ril­lo Cane­lo (Ixo­brychus cin­namo­meus).

Manglares

Aunque no hay ningún ave en Palawan que pue­da con­sid­er­arse ex­clu­si­va de los manglares, este hábi­tat al­ber­ga una fasci­nante mez­cla de es­pecies acuáti­cas, mari­nas y de veg­etación abier­ta que ha­cen la visi­ta obligatoria.

La may­oría de las aves que habi­tan los bosques de man­gle lo ha­cen por su afinidad por las for­ma­ciones boscosas abier­tas. De este grupo, el Suiman­ga de Mack­lot (Lep­to­co­ma cal­costetha) es quizá la es­pecie más es­trechamente lig­a­da a los manglares. Menos ex­i­gentes en cuan­to al hábi­tat son el Pa­pamoscas de Manglar (Cy­or­nis ru­fi­gas­tra) y el Sil­bador de Manglar (Pachy­cepha­la cinerea), quienes a pe­sar de su nom­bre habi­tan tam­bién los bosques in­maduros o degrada­dos. Un caso sim­i­lar al de otros paser­i­formes, como el Suiman­ga Gorgipúr­pu­ra (Lep­to­co­ma sper­a­ta), el Sas­tre­cil­lo Col­ir­ru­fo (Or­tho­to­mus sericeus), el Gerigón Sulfúreo (Gery­gone sul­furea), el Aban­i­co Pío Fil­ipino (Rhipidu­ra nigri­torquis) y el Pa­pamoscas Nar­ciso (Ficedu­la nar­cisi­na). El or­den Columb­i­formes con­tribuye con dos es­pecies in­tere­santes: la Dúcu­la Bi­col­or (Ducu­la bi­col­or) y la Tór­to­la Bi­col­lar (Strep­topelia bitorqua­ta).

Los mar­tines pescadores son un el­e­men­to fun­da­men­tal de los manglares, como no podía ser de otro modo. De en­tre las muchas que habi­tan Palawan, tres es­pecies en par­tic­u­lar son ha­bit­uales en­tre los man­gles: el Al­ción Ro­ji­zo (Hal­cy­on coro­man­da), el Al­ción Capiro­ta­do (Hal­cy­on pilea­ta) y el Martín Pescador Menint­ing (Al­cedo menint­ing).

Com­ple­tan esta var­i­opin­ta lista var­ios limí­co­las y aves acuáti­cas, como el Al­car­aván Picogrue­so Aus­traliano (Esacus mag­nirostris), la Galline­ta Cresta­da (Gal­li­crex cinerea), la Galline­ta Pechi­blan­ca (Amau­ror­nis phoeni­cu­rus), la Garci­ta Ver­dosa (Bu­torides stria­tus) y el Ave­to­ril­lo Cane­lo (Ixo­brychus cin­namo­meus).

Manglares

Aunque no hay ningún ave en Palawan que pue­da con­sid­er­arse ex­clu­si­va de los manglares, este hábi­tat al­ber­ga una fasci­nante mez­cla de es­pecies acuáti­cas, mari­nas y de veg­etación abier­ta que ha­cen la visi­ta obligatoria.

La may­oría de las aves que habi­tan los bosques de man­gle lo ha­cen por su afinidad por las for­ma­ciones boscosas abier­tas. De este grupo, el Suiman­ga de Mack­lot (Lep­to­co­ma cal­costetha) es quizá la es­pecie más es­trechamente lig­a­da a los manglares. Menos ex­i­gentes en cuan­to al hábi­tat son el Pa­pamoscas de Manglar (Cy­or­nis ru­fi­gas­tra) y el Sil­bador de Manglar (Pachy­cepha­la cinerea), quienes a pe­sar de su nom­bre habi­tan tam­bién los bosques in­maduros o degrada­dos. Un caso sim­i­lar al de otros paser­i­formes, como el Suiman­ga Gorgipúr­pu­ra (Lep­to­co­ma sper­a­ta), el Sas­tre­cil­lo Col­ir­ru­fo (Or­tho­to­mus sericeus), el Gerigón Sulfúreo (Gery­gone sul­furea), el Aban­i­co Pío Fil­ipino (Rhipidu­ra nigri­torquis) y el Pa­pamoscas Nar­ciso (Ficedu­la nar­cisi­na). El or­den Columb­i­formes con­tribuye con dos es­pecies in­tere­santes: la Dúcu­la Bi­col­or (Ducu­la bi­col­or) y la Tór­to­la Bi­col­lar (Strep­topelia bitorqua­ta).

Los mar­tines pescadores son un el­e­men­to fun­da­men­tal de los manglares, como no podía ser de otro modo. De en­tre las muchas que habi­tan Palawan, tres es­pecies en par­tic­u­lar son ha­bit­uales en­tre los man­gles: el Al­ción Ro­ji­zo (Hal­cy­on coro­man­da), el Al­ción Capiro­ta­do (Hal­cy­on pilea­ta) y el Martín Pescador Menint­ing (Al­cedo menint­ing).

Com­ple­tan esta var­i­opin­ta lista var­ios limí­co­las y aves acuáti­cas, como el Al­car­aván Picogrue­so Aus­traliano (Esacus mag­nirostris), la Galline­ta Cresta­da (Gal­li­crex cinerea), la Galline­ta Pechi­blan­ca (Amau­ror­nis phoeni­cu­rus), la Garci­ta Ver­dosa (Bu­torides stria­tus) y el Ave­to­ril­lo Cane­lo (Ixo­brychus cin­namo­meus).

Montañas

Aprox­i­mada­mente la mi­tad de la su­per­fi­cie de Palawan está ocu­pa­da por mon­tañas con pen­di­entes su­pe­ri­ores al 30%. La cordillera cen­tral, que al­can­za en su pun­to más alto los 2.000 m, recorre de norte a sur los 500 km de su lon­gi­tud to­tal. Tal es la im­por­tan­cia de los hábi­tats de mon­taña para la ecología de la isla.

Según se gana en al­tura, las noches se vuel­ven más frías, la am­pli­tud tér­mi­ca más acu­sa­da y la humedad con­stante. Como re­sul­ta­do el bosque se hace más bajo y los mus­gos, líquenes y epí­fi­tos comien­zan a dom­i­nar el paisaje. Éste es sin duda un ter­ri­to­rio para es­pe­cial­is­tas, aunque cier­tas aves de tier­ras ba­jas, como el Ár­ta­mo Ven­tri­blan­co (Ar­ta­mus leu­corhynchus) o la Tór­to­la-cuco Par­da (Macropy­gia phasianel­la), puedan lle­gar a adap­tarse a las duras condi­ciones en altitud.

Aprox­i­mada­mente una de­ce­na de es­pecies de la avi­fau­na de Palawan pueden ser con­sid­er­adas ver­daderas aves de mon­taña. La may­oría [Sas­tre­cil­lo Mon­tano (Phyl­ler­gates cu­cu­la­tus), Mosquitero Triban­dea­do (Se­icer­cus trivir­ga­tus), Al­icor­to Azul (Brachypteryx mon­tana) y Pa­pamoscas Ce­jiníveo (Ficedu­la hy­per­y­thra)] col­o­nizaron las cum­bres del archip­iéla­go des­de Bor­neo y Asia con­ti­nen­tal. Otras [Ce­tia de la Son­da (Horor­nis vul­ca­nius) y Mosquitero Pechia­mar­il­lo (Se­icer­cus mon­tis)] no lle­garon a al­can­zar las is­las oceáni­cas más ale­jadas y es­tán hoy re­stringi­das en Fil­ip­inas a la isla Palawan.

Cu­riosa­mente dos es­pecies, el An­teo­ji­tos Mon­tano (Zos­terops mon­tanus) y el Pa­pamoscas Cit­ri­no (Culi­c­i­ca­pa he­lianthea), pare­cen haber evolu­ciona­do en al­gún lu­gar próx­i­mo a la línea de Wal­lace, bien en las Fil­ip­inas o en las Molu­cas, para de­spués propa­garse por las is­las limítro­fes a través del archip­iéla­go de Talaud.

La úl­ti­ma de las es­pecies de mon­taña de Palawan, el Timalí de Palawan (Zos­teror­nis hy­pogram­mi­cus), es el úni­co miem­bro del grupo endémi­co de la isla. La es­pecie, de nat­u­raleza cu­riosa, es bien cono­ci­da por los mon­tañeros, a quienes suele dar la bi­en­veni­da a su lle­ga­da a las cumbres.

Montañas

Aprox­i­mada­mente la mi­tad de la su­per­fi­cie de Palawan está ocu­pa­da por mon­tañas con pen­di­entes su­pe­ri­ores al 30%. La cordillera cen­tral, que al­can­za en su pun­to más alto los 2.000 m, recorre de norte a sur los 500 km de su lon­gi­tud to­tal. Tal es la im­por­tan­cia de los hábi­tats de mon­taña para la ecología de la isla.

Según se gana en al­tura, las noches se vuel­ven más frías, la am­pli­tud tér­mi­ca más acu­sa­da y la humedad con­stante. Como re­sul­ta­do el bosque se hace más bajo y los mus­gos, líquenes y epí­fi­tos comien­zan a dom­i­nar el paisaje. Éste es sin duda un ter­ri­to­rio para es­pe­cial­is­tas, aunque cier­tas aves de tier­ras ba­jas, como el Ár­ta­mo Ven­tri­blan­co (Ar­ta­mus leu­corhynchus) o la Tór­to­la-cuco Par­da (Macropy­gia phasianel­la), puedan lle­gar a adap­tarse a las duras condi­ciones en altitud.

Aprox­i­mada­mente una de­ce­na de es­pecies de la avi­fau­na de Palawan pueden ser con­sid­er­adas ver­daderas aves de mon­taña. La may­oría [Sas­tre­cil­lo Mon­tano (Phyl­ler­gates cu­cu­la­tus), Mosquitero Triban­dea­do (Se­icer­cus trivir­ga­tus), Al­icor­to Azul (Brachypteryx mon­tana) y Pa­pamoscas Ce­jiníveo (Ficedu­la hy­per­y­thra)] col­o­nizaron las cum­bres del archip­iéla­go des­de Bor­neo y Asia con­ti­nen­tal. Otras [Ce­tia de la Son­da (Horor­nis vul­ca­nius) y Mosquitero Pechia­mar­il­lo (Se­icer­cus mon­tis)] no lle­garon a al­can­zar las is­las oceáni­cas más ale­jadas y es­tán hoy re­stringi­das en Fil­ip­inas a la isla Palawan.

Cu­riosa­mente dos es­pecies, el An­teo­ji­tos Mon­tano (Zos­terops mon­tanus) y el Pa­pamoscas Cit­ri­no (Culi­c­i­ca­pa he­lianthea), pare­cen haber evolu­ciona­do en al­gún lu­gar próx­i­mo a la línea de Wal­lace, bien en las Fil­ip­inas o en las Molu­cas, para de­spués propa­garse por las is­las limítro­fes a través del archip­iéla­go de Talaud.

La úl­ti­ma de las es­pecies de mon­taña de Palawan, el Timalí de Palawan (Zos­teror­nis hy­pogram­mi­cus), es el úni­co miem­bro del grupo endémi­co de la isla. La es­pecie, de nat­u­raleza cu­riosa, es bien cono­ci­da por los mon­tañeros, a quienes suele dar la bi­en­veni­da a su lle­ga­da a las cumbres.

Montañas

Aprox­i­mada­mente la mi­tad de la su­per­fi­cie de Palawan está ocu­pa­da por mon­tañas con pen­di­entes su­pe­ri­ores al 30%. La cordillera cen­tral, que al­can­za en su pun­to más alto los 2.000 m, recorre de norte a sur los 500 km de su lon­gi­tud to­tal. Tal es la im­por­tan­cia de los hábi­tats de mon­taña para la ecología de la isla.

Según se gana en al­tura, las noches se vuel­ven más frías, la am­pli­tud tér­mi­ca más acu­sa­da y la humedad con­stante. Como re­sul­ta­do el bosque se hace más bajo y los mus­gos, líquenes y epí­fi­tos comien­zan a dom­i­nar el paisaje. Éste es sin duda un ter­ri­to­rio para es­pe­cial­is­tas, aunque cier­tas aves de tier­ras ba­jas, como el Ár­ta­mo Ven­tri­blan­co (Ar­ta­mus leu­corhynchus) o la Tór­to­la-cuco Par­da (Macropy­gia phasianel­la), puedan lle­gar a adap­tarse a las duras condi­ciones en altitud.

Aprox­i­mada­mente una de­ce­na de es­pecies de la avi­fau­na de Palawan pueden ser con­sid­er­adas ver­daderas aves de mon­taña. La may­oría [Sas­tre­cil­lo Mon­tano (Phyl­ler­gates cu­cu­la­tus), Mosquitero Triban­dea­do (Se­icer­cus trivir­ga­tus), Al­icor­to Azul (Brachypteryx mon­tana) y Pa­pamoscas Ce­jiníveo (Ficedu­la hy­per­y­thra)] col­o­nizaron las cum­bres del archip­iéla­go des­de Bor­neo y Asia con­ti­nen­tal. Otras [Ce­tia de la Son­da (Horor­nis vul­ca­nius) y Mosquitero Pechia­mar­il­lo (Se­icer­cus mon­tis)] no lle­garon a al­can­zar las is­las oceáni­cas más ale­jadas y es­tán hoy re­stringi­das en Fil­ip­inas a la isla Palawan.

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La úl­ti­ma de las es­pecies de mon­taña de Palawan, el Timalí de Palawan (Zos­teror­nis hy­pogram­mi­cus), es el úni­co miem­bro del grupo endémi­co de la isla. La es­pecie, de nat­u­raleza cu­riosa, es bien cono­ci­da por los mon­tañeros, a quienes suele dar la bi­en­veni­da a su lle­ga­da a las cumbres.

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